jueves, 27 de noviembre de 2014

CRIA DE CERDOS

CRÍA DE CERDOS A CAMPO Y CERDO CRIOLLO
La cría de cerdos a campo en Venezuela, se realizó principalmente con cerdas gestantes y verracos, como garantía de disminución de daños podales y mejor comportamiento de los reproductores. Esta forma de manejo, prácticamente desapareció en la década de los años 70, siendo sustituida totalmente por la cría a estabulación completa, sin haberse realizado una evaluación de los índices productivos, que permitieran decidir sobre su permanencia ó justificar su desaparición. Sin embargo, en algunos países desarrollados y en vías de desarrollo, se está implementando nuevamente la explotación a campo, gracias a las bondades que el mismo ofrece.
La inclusión de los genotipos locales en los procesos comerciales de producción es una opción atractiva para su conservación pero requiere de una adecuada caracterización previa. Difícilmente se puede considerar valioso un recurso que no ha sido caracterizado.
El cerdo Criollo venezolano, como parte de esa variabilidad genética, es una especie poco conocida, analizada y valorada en el territorio nacional y que se ha visto afectada por la dinámica del establecimiento de sistemas pecuarios. Su escasa valoración económica, falta de estrategias y mecanismos para la concertación de políticas en el ámbito nacional, ausencia de inversión financiera para su conservación y utilización, así como la carencia de tecnologías para su caracterización y evaluación, han sido factores que han influido para alcanzar su estado actual.
Venezuela no escapa a la creciente demanda mundial de alimentos y tampoco a las limitaciones que los países de Latinoamérica presentan para masificar la producción de cerdos debido a que la dieta porcina está basada en formulaciones con materias primas principalmente importadas, de allí que en este momento el cerdo Criollo constituye una alternativa de producción.
Origen y características generales
Se ha demostrado que el cerdo Criollo desciende del cerdo ibérico y habita en Venezuela desde la llegada de los españoles, en los tiempos de la colonización del "Nuevo Mundo". En la actualidad se puede decir que es el resultado de la herencia de las razas importadas de España, que se adaptaron naturalmente en el país y que degeneraron paulatinamente debido a la falta de aplicación de métodos de mejoramiento, observándose principalmente falta de selección y alimentación adecuada; consecuentemente la consanguinidad ha marcado pauta, permitiendo en algunos casos ejemplares con semejanza a su ancestro (el jabalí). Se encuentran en sistemas de producción extensiva.
El cerdo Criollo venezolano pertenece a una población muy heterogénea, que de forma natural ha sobrevivido a distintas condiciones ecológicas y limitaciones nutricionales. Como especie autóctona representa un material de extraordinario valor científico, cultural, nutricional e industrial. Se considera como un reservorio de variabilidad genética que puede enriquecer y refrescar en un futuro el germoplasma comercial del cerdo, principalmente por su capacidad de aprovechar los recursos naturales disponibles y diversos subproductos agrícolas. Además, constituye fuente de alimento y de ingresos para productores de pequeñas explotaciones de subsistencia y de traspatio (Hurtado y González, 2001).
Éstos se caracterizan principalmente por ser animales con un comportamiento idóneo para desenvolverse en las zonas boscosas por sus facultades para hozar las raíces, aprovechar las semillas, e ingerir los frutos caídos de los árboles. Por lo tanto, aquellos que se encuentran en amplias superficies pobladas de árboles resultan ser muy útiles dentro de ese sistema al aire libre, lo que nos podría permitir utilizar el calificativo de cerdo ecológico, principalmente por el ambiente y el bienestar en el cual se crían.
Ubicación del cerdo criollo
El cerdo Criollo se ubica principalmente en los estados llaneros de Venezuela (Apure y Guarico) que cuentan con una superficie de 141.486 km2 y una población de 774.035 habitantes aproximadamente, donde el 20% es consumidora de carne de cerdo Criollo (Hurtado y González, 2000).
En estos estados llaneros, la explotación del cerdo Criollo en el ámbito rural constituye una importante fuente de ingresos en la economía familiar, esto es así debido fundamentalmente a su rusticidad, resistencia a enfermedades y a su capacidad para aprovechar recursos naturales y subproductos agrícolas; características todas ellas deseables para una agricultura sostenible con bajos insumos y para el logro de la seguridad alimentaria.
Alimentación del cerdo criollo
La literatura reporta (Ly y Diéguez, 1995; Ly et al., 1998), que los cerdos Criollos han evolucionado sin presión de selección alguna, por lo que manifiestan una habilidad evidente en la utilización de alimentos particularmente fibrosos, pastos tiernos, igualmente el consumo de los frutos de distintas leguminosas y algunos crustáceos que se encuentran en las sabanas llaneras de Venezuela. Algunos de estos recursos alimenticios son los siguientes:
  • Árboles: samán (Samanea samán);caruto (Spondias lutea); guásimo (Guazuma ulmifolia); chiga (Cassia grandis.
  • Palmas: palma moriche (Maurita flexuosa); palma maporilla (Denocarpus mapora)
  • Vegetación Hidrofílica: bora (Eichorniaa azurea); platanillo (Thalia geniculata); lambedora (Leersia hexandra.
  • Fauna: anguillas, cangrejos y caracoles
 
Situación actual del cerdo criollo
En la actualidad el 80% de la población de cerdo Criollo se encuentra en explotaciones extensivas que se caracterizan principalmente por: ausencia de registros de todo tipo, monta natural, castración una vez al año, ningún plan sanitario, no cuentan con instalaciones especiales, alimentación natural y la producción es con destino familiar y comercial. La restante población está bajo condiciones de ciertas prácticas de manejo que se realizan esporádicamente como son: monta controlada, castración dos veces al año, desparasitación dos veces al año y la suplementación alimenticia con residuos de cocina y maíz.
Estos sistemas de producción contribuyen en parte, a la protección del ambiente y permiten humanizar la vida de la población rural principalmente porque el objetivo está encaminado a satisfacer necesidades alimenticias de la familia (autoconsumo), de la comunidad en ciertos casos y como alcancías (obtención de recursos monetarios).
Éstos cumplen un papel social muy importante. Su rusticidad y su forma de crianza permiten obtener animales con ingresos mínimos que se traduce en mejores precios para la comunidad. Finalmente, se puede señalar que en los sistemas de mínimos costos, donde el trabajo familiar está por encima de la tecnología desbordante de insumos, los recursos genéticos criollos podrían ser una vía de sostenibilidad.



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